Lois Pérez Leira
América Latina podría tener la primera mujer negra presidenta de un país. Piedad Córdoba Ruiz, abogada colombiana de 62 años, que anunció su candidatura al Palacio de Nariño en 2018, es un personaje conocido en los círculos de la izquierda latinoamericana.
Iniciamos la entrevista en Madrid en su ultimo viaje al Estado español y continuamos la misma por teléfono. Nos encontramos en una sala del hotel. Con una sonrisa se fue acercando hasta mi como si nos conociéramos de toda la vida, con su vestido de colores vivos y su típico turbante en la cabeza. Nuestra relación anterior había sido tan solo por correo electrónico o wasssap. Siempre solicitándole el apoyo a alguna causa justa y solidaria. La primera fue por la resolución pacifica del conflicto de Malvinas.
Piedad es una mujer con presencia distintiva, que impresiona a primera vista por su fuerza y valentía, transmitidas en su mirada. Percepción que se confirma cuando empieza a hablar. Elocuente y apasionada, es una influyente defensora de los derechos humanos en Colombia y una referencia política para toda la región. En 2009, debido al trabajo que ha realizado pro pacificación de su país, fue señalada por Adolfo Pérez Esquivel para el Premio Nobel de la Paz, aunque no haya concursado oficialmente. En 2012, fue considerada por la revista Foreign Policy como una de las intelectuales más influyentes de Iberoamérica. En su trayectoria política de más de 30 años, fue senadora en cuatro oportunidades (1998, 2002, 2006 e 2010). En sus mandatos, legisló en defensa de las mujeres, de los afro descendientes, de la población LGBTTI y del tema que le garantizó visibilidad nacional e internacional: Piedad fue la gran promotora del proceso de paz entre el gobierno colombiano y las FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo).
En 2010, Piedad perdió su puesto de senadora, fue inhabilitada y quedó impedida de ejercer cualquier cargo público en el país por treinta y dos años. La acusaron de traición a la patria por su proximidad con las FARC. Sin embargo, el año pasado fue absuelta y la prohibición perdió su validez. Tras la sentencia a su favor, anunció su pre candidatura a la presidencia.
¿Cómo ve la contienda presidencial del 2018?
Es indudable que llega un nuevo tiempo a Colombia. Estamos en un momento de quiebre histórico y en adelante ya nada podrá ser igual. Las elecciones de 2018 van a refrendar esa demanda de cambio. Colombia esta en un unto de inflexión. La ciudadanía esta cansado de la vieja política, de tanta muerte y de tanta corrupción. Los políticos solo prometen y luego no cumplen. Es así que varios millones de colombianos se han visto obligados a emigrar por falta de perspectivas de una vida digna o escapando de la violencia.
¿Como se define políticamente?
Quiero decirle que yo nunca me sentí política o parte de la casta política. Mejor dicho no me siento identificada con la “partidocracia” del sistema. Mi labor ha sido la militancia social que por supuesto es política.
A pesar de todas las adversidades que me tocó afrontar: la inhabilidad ilegítima e ilegal que tuvieron que revocar, el secuestro, el exilio, las amenazas a mí y a mi familia, siempre estuve haciendo política junto a los colombianos, quienes siempre me vieron a su lado en mis recorridos por el país. De lo que sí estuve siempre alejada fue de esos políticos que gobiernan a espaldas de la gente e incluso contra ella. Yo creo que la mayoría ciudadana ya no se siente representada por esa vieja política que ni le habla de sus problemas ni los resuelve. A los colombianos les preocupa su empleo, el salario que no llega a final de mes, la falta de oportunidades para sus hijos a pesar de su capacitación, las largas horas que tienen que pasar en sistemas de transporte ineficaces para llegar a sus lugares de trabajo o centros de estudio… Eso es lo que verdaderamente les importa.
¿Su candidatura se puede definir de izquierda?
No me gustaría ponerle etiqueta a este movimiento electoral ciudadano. A veces las definiciones no dicen nada. Gobiernos que se dicen de izquierda terminan con políticas de derecha. No creo que las categorías derecha-izquierda sirvan para explicar muchas de las cosas que están ocurriendo en el país. Cuando una persona asiste impotente a los gravísimos casos de corrupción de estos políticos poco importa que se considere de izquierda, de derecha o apolítica. La indignación es la misma para cualquiera con independencia de su ubicación en el tablero político. Y también es idéntica la sensación de que los de arriba, los que llevan décadas utilizando las instituciones en su propio beneficio, se están enriqueciendo a costa de todos los colombianos.
A parte de su candidatura progresista existen otros candidatos del mismo espacio ¿es posible una acuerdo electoral?
Mi compromiso es con la sociedad, con la ciudadanía con los de abajo. Hay que terminar con los aciertos trasnochados de cúpulas como los viejos partidos. El poder debe ser de los ciudadanos. Ellos son los que se deben emponderar para lograr una nueva Colombia. Es tiempo de hacer equipo con la sociedad, con los que están organizados y con los que no, para que juntos podamos transformar el país. Nunca me interesó jugar al baile de siglas entre viejos partidos ni el reparto de cuotas de poder. Nuestra única coalición, nuestro único compromiso es con la gente. Lo viejo comienza a ceder ante lo nuevo. Basta con salir a la calle a hablar con la gente, con los jóvenes, con las mujeres, para darse cuenta de la sensación de cambio que se respira. Y me da la impresión de que los representantes de la vieja política, que poco y nada salen de sus despachos ni de sus aires acondicionados, aún no se han dado cuenta.
Su candidatura compite con el ex alcalde Gustavo Petro de la coalición de Alianza Verde y Sergio Fajardo entre otros.
Mire yo no compito con los otros candidatos. Nuestra candidatura esta centrada en la ciudadanía y ella es la que debe definir
Estoy muy cerca de Juan José, un trabajador con un salario cada vez más exiguo. Estoy cerca de María Alejandra, una mujer joven y excelentemente preparada que no encuentra un empleo digno y acorde con su preparación. Estoy cerca de Octavio, un joven que se plantea emigrar porque esta casta política no le ofrece la posibilidad de desarrollar su proyecto de vida. Estoy cerca de Diana, una emigrante que no puede regresar a su país porque esa misma élite política no le da oportunidades.
¿Como ve la izquierda actual en nuestro continente y el avance de gobiernos neoliberales?
Tenemos que ser muy críticos con la izquierda continental. Fuimos muy inferiores al momento. No fuimos capaces de revisar y rectificar.
Es muy importante que la izquierda latinoamericana sea capaz de percibir que tiene culpa por lo que está ocurriendo. Antes de todo, en nuestros países la unidad no existe. Nos dedicamos a escribir libros a ver quién es el bestseller de la izquierda y no a hacer política con las personas…No analizamos al pueblo que decimos defender.
El ejemplo más contundente es Venezuela. Millones de casas gratuitas, personas que estudian gratuitamente, medicamentos a bajo costo y existen sectores que se olvidaron de estos avances y hoy se definen opositores.
Lo que tenemos que hacer es defender al pueblo y crear un muro de contención, porque hoy estoy aquí, pero mañana puedo no estar, puedo estar muerta. En mi país no hay ninguna garantía, porque no amenazan, sino que matan. Lo que están matando, en realidad, es la esperanza de las personas.
¿Poder Ciudadano lo podes homologar con otras formaciones semejantes como Podemos en España?
Mire es muy difícil comparar la realizad española o con la colombiana. Tanto podemos como poder ciudadano cuestiona un modelo que ha sido el encargado de empobrecer a la gente. Un modelo que concentra el poder económico y las practicas políticas de los de arriba contra los de abajo.
¿Cómo le afectó la inhabilidad impuesta por el ex procurador Alejando Ordóñez?
No consiguió intimidarme. Querían que me recluyera en mi casa. Hice todo lo contrario. Me lancé, con más fuerza a recorrer el país y a estar del lado de la gente. Me empapé de la realidad colombiana. Aprendí mucho de nuestra gente. Y reforcé mi amor por Colombia. Soy colombiana por los cuatro costados. Siento como colombiana, pienso como colombiana, lloro y río como colombiana… Amo mi país. Y cada intento de acallarme, desde el secuestro a la inhabilitación, desde el exilio a las amenazas, no hizo más que reforzar este profundo amor por mi patria.
Usted en su larga y comprometida actividad política conoció a importantes figuras internacionales. Especialmente mantuvo una relación política e incluso amistad con Fidel Castro. ¿Cuénteme como fue esa relación?
Tuve el honor de estar con Fidel en varias oportunidades y entre nosotros nació una entrañable amistad. Me gustaba mucho conversar con el. Escuchar sus consejos de todo lo que pasaba en el mundo. Fue uno de los mas importantes hombre entre los dos siglos. Yo lamente mucho su muerte como con la muerte de mi amigo Hugo Chávez fue una muerte sentida y llorada. Por eso este año he visitado su tuba para que sea el primero en saber de mi decisión de presentarme como candidata a presidente. Deposite unas hermosas flores. Allí sentí el inmenso honor de haber estado con él (Castro) en varias oportunidades, de recibir su apoyo y acompañamiento cuando me sacaron del Congreso. Quise que ese momento quedara grabado en la memoria del pueblo cubano como un compromiso, como un juramente de mi lucha por mi país, por Cuba y por los pobres del mundo.
¿Como valora la reciente visita del Papa Francisco a Colombia?
En estos tiempos, se abusa demasiado del calificativo de “histórico” para hacer referencia a cualquier acontecimiento. Sin embargo, me atrevo a señalar que la visita de Su Santidad el Papa Francisco a Colombia ha sido histórica. Y ello por dos motivos: el momento en el que ha tenido lugar y el mensaje claro y rotundo que el Santo Padre ha dejado.
En efecto, el Papa Francisco vino a nuestro país en una época de encrucijadas. Los Acuerdos de Paz suponen una oportunidad única para una Colombia castigada por décadas de guerra, violencia, injusticia y desigualdad. Pocos creían que fuera posible llegar al punto en el que estamos hoy, con unas FARC reconvertidas en partido político y un ELN que ha declarado el cese de su actividad armada. Recuerdo bien la soledad en la que nos encontrábamos quienes apostamos por la Paz desde primera hora y el precio que tuvimos que pagar. En mi caso, el secuestro, la amargura del exilio para mi familia y para mí y una estigmatización y criminalización que aún continúan por parte de un sector político y mediático.
Por eso nos reconfortó tanto el apoyo sin fisuras del Papa al proceso de Paz y su advertencia contra aquellos que siguen empeñados en propagar el odio y sembrar la discordia entre el pueblo colombiano. “Reconciliación”, fue la palabra clave que pronunció una y otra vez, en especial en el acto de Villavicencio, protagonizado por las víctimas del conflicto. Escuchando a estas personas, no podía dejar de pensar en mi propia condición de víctima, reconocida por la Fiscalía General de la Nación, la Corte Suprema de Justicia y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. “Reconciliación”, por tanto, es una exigencia que también me atañe.
Durante estos días históricos como usted señala ¿que pensamientos les paso por su mente?
Estos días recordé la pregunta que tantas veces me han hecho. ¿Merecieron la pena tantas penalidades, en especial las que sufrió -y sufre aún- mi familia? La respuesta sigue siendo sí. Lo volvería a hacer una y mil veces. Jamás me arrepentiré de mi labor de mediadora que permitió la liberación de muchas personas cautivas que pudieron volver con sus familias y rehacer sus vidas.
Su Santidad el Papa Francisco fue enormemente taxativo al señalar que no habrá una Paz estable y duradera si no se avanza en la dirección “del bien común, de la equidad, de la justicia”. Es más, interpeló directamente a la élite política: “Se necesitan leyes justas que puedan resolver las causas estructurales de la pobreza que generan exclusión y violencia”. Pidió, en definitiva, un cambio, consciente de que la Paz no es un lugar de llegada sino un punto de partida.
Comparto plenamente esa visión. Llevo ya tiempo hablando de una nueva época que llega para Colombia y que viene a enterrar a la vieja política que tanto sufrimiento ha ocasionado. Por primera vez en décadas, la esperanza anida en el pueblo colombiano. Las mayorías sociales le están diciendo “basta” a las minorías corruptas que utilizan los instituciones para su propio beneficio. Yo quiero participar de ese cambio junto con la gente y por eso postulo mi candidatura a las elecciones presidenciales de 2018. Es una oportunidad histórica. Es un momento único. Las palabras del Papa nos recuerdan que sí se puede, que juntos y juntas por Colombia, podemos lograrlo.
Después del acuerdo de Paz entre la las FARC y el gobierno, ¿que esta faltando?
¡Verdad y justicia! Esta es la consigna repetida por todos los luchadores sociales en este lado del continente suramericano. “Desmonte del paramilitarimo”; “implementación YA de los acuerdos de Paz”; “avance en las conversaciones con el ELN” son las exigencias y el clamor cotidiano. Otros, simplemente, quieren mejor educación, salud y que el dinero les alcance para la canasta familiar.
Tras más de 50 años de conflicto armado al que el Estado ha dedicado un buen porcentaje de recursos económicos, de liquidez financiera para la llamada “defensa de su territorio”, se logró un paso trascendental en la historia de Colombia: la firma de la Paz con la guerrilla más vieja de América Latina. El reto ahora está en la implementación de lo acordado. A ello le apostamos.
Pero, en los últimos meses, semanas, días, horas, minutos, segundos, hay una inquietud que eriza la piel de los luchadores sociales de este país: el exterminio silencioso de sus líderes: “Con indignación informamos del asesinato de la compañera López Guisao quien acompañó el proyecto agrario en el departamento del Chocó” informaban así a través de la cuenta twitter @C_Pueblos. Ese mismo día el líder social Fabián Antonio Rivera fue interceptado por sicarios que lo hirieron con arma de fuego ocasionándole la muerte. El defensor de Derechos Humanos fue asesinado en Bello, Antioquia. El 05 de marzo el asesinato de dos hermanos militantes del partido comunista y del sindicato de trabajadores Agrícolas Independientes del Meta enlutaron a una nueva familia. Se trata de José Antonio Anzola Tejedor y su hermana Luz Ángela Azona Tejedor. Cuatro muertes violentas en lo que va corrido de marzo.
Indudablemente, los paramilitares no se desmovilizaron con el “Pacto de Ralito” en 2005 y el estado pareciera ir jugando con sus víctimas…
¿Que mensaje le envía usted al ELN?
Ya lo decía el ELN en un comunicado que pareciera que todo esto forma parte de “un plan de terror hacia el movimiento popular afrodescendiente, indígena y campesino que se opone a las políticas de despojo, destrucción ambiental y a la asociación criminal entre los poderes estatales y los escuadrones paramilitares” de la muerte. Y mientras tanto, el Estado sigue negándose a la existencia de fuerzas paramilitares en este país y adjudica “este plan de exterminio” a líos personales.
Es muy repetido por todos, cual rosario de misterios dolorosos, el muy recordado extermino de la UP. Pero, ¿cuáles son realmente las garantías del Estado para los que se atreven a pensar diferente en la actualidad? ¿Será que de tanta repetidera, también seguiremos contando muertos?
¿Los paramilitares siguen matando?
Hace muy poco más de 200 paramilitares camuflados y con un brazalete que los identificaba como Autodefensas Gaitanistas, incursionaron en la comunidad Afro descendiente de Peña Azul en el municipio del Alto Baudó del departamento del Chocó. Allí se enfrentaron con el ELN que también hacía presencia en el lugar. 108 familias (304 personas en los que hay niños y ancianos según la nota de El Espectador) que conforman la comunidad lograron llegar desplazadas al casco urbano de Pie de Pató.
Hace muy poco la madre de una víctima de los crímenes del estado exclamaba: ¡yo no entiendo una paz en la que todos los días solo se ven malas noticias y muertes!
¿Es difícil ser mujer y política en Colombia?
Dígamelo a mí, que casi me cuesta la vida. Fui perseguida, inhabilitada, discriminada. Es difícil ser mujer en todo el mundo y en Colombia ser mujer, política, militante social, profesional y afro descendiente pareciera ser que es un delito. Estas conductas fueron impuestas por los generadores de conciencia. Hasta pareciera que fueran parte del sentido común. La mujer en Colombia esta totalmente marginada. Solamente se libera cuando asume la lucha y se empodera. Tanto en Colombia como en el resto del mundo la violencia machista esta en crecimiento. La violencia de género en Colombia creció. Es alarmante. Tras la firma de los acuerdos de paz, el país percibirá los verdaderos problemas que tiene, de que hay misoginia, homofobia, racismo…y lo que más se está invisibilizando es la violencia contra las mujeres. El año pasado, 1700 mujeres fueron asesinadas. Nosotras las mujeres, dadoras de vida, tenemos que defender todo este avance y progreso que nos enseñó el comandante Chávez . El dejó un pueblo de guardianes, no solamente en Venezuela, sino en toda América. Nosotros estamos decididos a defender ese progreso”. No solamente yo he sufrido el acoso de esta sociedad machista y patriarcal. Allí esta el caso de Milagro Sala en la Argentina, encarcelada por ser una luchadora social indígena o la propia ex presidenta Cristina Fernández, que la justicia corrupta intenta imputarle delitos que no ha cometido para meterla presa. Hace pocos meses la propia Dilma Rouseff de Brasil le orquestaron un golpe de Estado blando para sacarla del gobierno.
¿Cuéntenos como fue su amistad con Hugo Chávez?
Hugo Chávez fue un amigo entrañable. Ante la triste noticia de su muerte señalé que había pasado a la historia un hombre que amó a su gente y que buscó la paz para Colombia. Murió un amigo que lloré y que recuerdo. Hugo es y será semilla de nuevas democracias de esperanza para los pobres, los sectores medios y los sectores empresariales. Siempre vivirá en nuestros corazones. Chávez se ha ido, pero su memoria y su impronta quedan como un legado para la democracia del mundo y la paz.Que Colombia haya alcanzado la paz se debe en buena medida al fallecido ex presidente venezolano, sin cuya intervención no se hubieran logrado los acuerdos entre el Gobierno y las FARC.
Por ultimo Piedad ¿Como ve la situación de Venezuela?
Creo que Venezuela a pasado el peor momento, con el intento violento de derrotar a Nicolás Maduro a través de la violencia terrorista o intervención extrajera. La convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente ha sido un gran éxito. Lo mismo la convocatoria a elecciones a gobernadores. Estas medidas casi terminaron los actos terroristas y la situación se esta normalizando. A tal punto que la oposición denunciaba que el sistema electoral venezolano era poco confiable y que se había alterado el resultado de las elecciones pasadas. Esos mismos partidos se presentan con candidatos a las gobernaciones. Los Estados Unidos paso de las amenaza de intervención a solo sanciones económicas. Venezuela es un país democrático y soberano y se debe respetar su voluntad popular. Cuando sea elegida presidenta mantendremos una estrecha relación política y económica que beneficie a los dos países. Tenemos una historia en común, un libertador en común. Yo diría que somos el mismo pueblo. Juntos potenciaremos la Patria Grande de Bolívar, de San Martín y de Martí. Algunos en privado me recomiendan que no me comprometa tanto con Maduro y la revolución bolivariana que me harán perder votos. Yo soy amiga fiel de este proceso. Como seria capaz de dejar de ser solidaria con un país que nos ha dado hogar y trabajo a millones de colombianos que huyeron de las políticas neoliberales y de la violencia de mi país.. Como mirar para otro lado cuando el Presidente Hugo Chávez fue uno de los artífices de la Paz entre el gobierno de Colombia y las FARC.
Foto: t13.cl
*Publicado en diario16.com [septiembre 19, 2017]
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