Las mujeres y la diversidad hicieron historia durante las elecciones legislativas que Estados Unidos celebró el pasado 6 de noviembre. Por primera vez en la historia del país llegaron al Congreso dos mujeres nativo americanas -una de ellas abiertamente lesbiana-, dos musulmanas, una mujer negra y la latina más joven. Se trata del Congreso más representativo que ha habido hasta la fecha.
En Estados Unidos, donde la política ha sido históricamente terreno de hombres, las mujeres se presentaron al Congreso como nunca antes. Según datos de septiembre del Center for American Women de Rutger: hubo 235 mujeres candidatas a la Cámara de Representantes, casi el doble de las 167 en 2016; y 22 se presentaron al Senado, a diferencia de las 18 de 2012.
Este gran auge de mujeres candidatas que cobraron protagonismo, se tradujo en resultados en los que las minorías tomaron el poder político, en un contexto donde las representaciones políticas no habían estado en manos de las y los inmigrantes, tanto de América Latina como de medio oriente, y que tienen un rol decisivo en el país. Las mujeres decidieron que querían estar en lugares de toma de decisión. Ellas son quienes lo lograron:
Deborah Haaland y Sharice Davids son las primeras mujeres indígenas en tomar una cargo de representación. Esto es un gran logro porque, en 230 años de historia, el Congreso nunca había tenido representantes nativoamericanos. Deborah Haaland pertenece a la tribu de Pueblo de Laguna, una de las 566 reconocidas legalmente en el país, y ahora es legisladora en Nuevo México. Sharice Davids, por otra parte, es la primera mujer nativoamericana y abiertamente lesbiana en llegar a una de las cámaras, en Kansas.
Rashida Tlaib e Ilhan Omar son las primeras mujeres musulmanas en el Congreso estadunidense. En Michigan triunfó Rashida Tlaib, quien es hija de inmigrantes palestinos; por otro lado, Ilhan Omar se convirtió en la primera legisladora de origen somalí en Minnesota, misma que emigró a los 12 años hacia Estados Unidos, huyendo de la guerra de Somalia.
En Massachusetts, Ayanna Pressley, se convirtió en la primera congresista negra. Ella fue víctima de acoso sexual cuando era niña y cuando tenía 19 años.
Veronica Escobar y Sylvia Garcia, se convirtieron en las primeras legisladoras latinas de Texas. Un avance en un Estado con 40% de población latina que nunca había elegido a una mujer latina para el Congreso.
Alexandria Ocasio-Cortez, activista latina de ascendencia puertorriqueña, se convirtió en la representante más joven, con 29 años, en llegar al Congreso de Nueva York. Ella creció en el Bronx y trabajó como educadora en colegios y como dinamizadora social en la comunidad y, hasta dos meses antes de las elecciones, trabajaba en un restaurante mexicano.
La nueva ola de mujeres ajenas al establishment en Estados Unidos son un reflejo de cómo el género, la raza y la edad serán un eje prioritario.