La Organización para el Desarrollo y Cooperación Económicos presentó el informe Perspectivas Económicas de América Latina 2017, que aborda el tema de la juventud, sus competencias y oportunidades de emprendimiento en la región, así como el panorama económico para el año 2017.
Las proyecciones económicas confirman la heterogeneidad que caracteriza a la región, con ritmos de crecimiento esperados muy diferentes entre países. México, América Central y el Caribe tienen por delante un panorama más esperanzador por sus vínculos con la economía de Estados Unidos. Por su parte, los países exportadores de materias primas de Sudamérica seguirán siendo los más afectados por las condiciones económicas globales y por la caída de los precios internacionales de las materias primas.
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La población de jóvenes en América Latina y el Caribe de edades comprendidas entre 15 y 29 años asciende a más de 163 millones, lo que representa una oportunidad demográfica única para continuar impulsando el crecimiento inclusivo en la región, susceptible de convertirse en una fuente interna de crecimiento y desarrollo para el futuro. Sin embargo, una quinta parte de los jóvenes trabaja en empleos informales y otra quinta parte ni trabaja ni estudia ni se está capacitando.
A la edad de 15 años, casi el 70% de los jóvenes de hogares pobres está cursando estudios, mientras que a la edad de 29, tres de cada diez son ninis, otros cuatro trabajan en el sector informal, solo dos trabajan en el sector formal y uno es estudiante trabajador o estudiante.
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Esto se agrava aún más cuando la moneda global del siglo XXI son las competencias y habilidades. América Latina es la región del mundo con la mayor brecha entre las habilidades demandadas por el sector privado y las ofrecidas por los trabajadores. Es fundamental enfocar los esfuerzos en fortalecer los sistemas educativos y la formación a lo largo de toda la vida, para proveer a los jóvenes de más y mejores competencias que les permitan desarrollar una mayor capacidad de adaptación al cambio y una mejor inserción y movilidad laborales.
El emprendimiento joven es otra de las vías principales para mejorar la empleabilidad y la movilidad social entre los jóvenes en América Latina. Al igual que en países de la OCDE, los jóvenes de la región demuestran gran capacidad creativa, de gestión de grupos y proyectos, de toma de riesgos y de trabajo en busca de objetivos concretos. Es necesario fortalecer el emprendimiento joven a través de la reducción de las barreras regulatorias, así como del diseño de instrumentos financieros específicos para emprendedores, buscando formas de vincularlos con redes comerciales y con programas de formación dentro del trabajo.
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*Publicado en miguelcarbonell.com [diciembre 18, 2016]
Fotos: oecd.org, telefonorojo.mx, economiala.com
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