16 de marzo, 2017 — Las mujeres tienen el derecho fundamental de trabajar sin miedo. Ese es el principal mensaje de una reunión apoyada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), celebrada en el marco de la 61º sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social en Nueva York.
Representantes y activistas de varios países discutieron sobre las consecuencias de la violencia y acoso laboral hacia a la mujer. Manuela Tomei, Directora del Programa de Condiciones de Trabajo y Empleo de la OIT, fue la encargada de abrir la sesión.
“Este es un problema universal y afecta a todas las mujeres, sin importar su educación ni donde trabajan. ¿Por qué nos importa? Porque es una violación de derechos humanos, es una amenaza a la dignidad, a su seguridad salarial y a su salud y bienestar”, subrayó.
Tomei, resaltó que la violencia va en contra del empoderamiento económico de la mujer pero también en contra de la economía en general. Este flagelo causa ausentismo y pérdidas para las empresas así como afecta su reputación.
La OIT comenzó recientemente el proceso de creación de nuevos estándares para afrontar el problema de la violencia y abuso laboral que deben ser concluidos en 2019. La agencia se ha reunido con expertos, empleadores y gobiernos con este fin y ha generado recomendaciones preliminares.
Mujeres camboyanas trabajan en una fábrica. Foto: ONU Mujeres Camboya/ Charlex Fox
“Hay que mirar a la violencia y el acoso como una continuación de malos comportamientos en el lugar de trabajo. Por ejemplo, hay una tendencia a no dar importancia a chistes sexistas, algo que después puede convertirse en algo más grave”, agregó Tomei.
La representante de la OIT también recalcó que había que redefinir la idea del “lugar de trabajo” ya que los abusos no ocurren solamente entre las paredes de una oficina, sino también por fuera, durante entrenamientos, reuniones, medios de transporte o incluso en la propia casa, en el caso de las empleadas domésticas y de quienes trabajan a distancia.