Juventudes y Cairo + allá de 2014

Antecedentes

Entre el 5 y el 13 de septiembre de 1994, en la ciudad de El Cairo, Egipto; bajo el auspicio de las Naciones Unidas, se llevó a cabo la IV Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (CIPD/Cairo). Más de 180 países participaron en este espacio donde se aprobó el Programa de Acción (PA-CIPD) como ruta para la acción nacional e internacional en el área de población y desarrollo.

En abril de 2011 la Asamblea General de las Naciones Unidas definió mediante la resolución 65/234 extender el PA-CIPD de manera indefinida a sí como emprender un proceso de revisión operativa que permitiera evaluar el avance en la implementación del mismo, identificar temas emergentes vinculados a la agenda de población y desarrollo, y reafirmar el compromiso de los gobiernos con los acuerdos de 1994.

Asimismo, en los años 2012 y 2015 los principales consensos de las Naciones Unidas en materia de desarrollo llegaron a su aniversario número veinte, esto motivó el desarrollo de nuevas discusiones a nivel global, buscando refrendar los acuerdos tomados en los años 90s y estableciendo nuevas prioridades en materia social, económica y ambiental para la comunidad internacional.

Juventudes y Cairo + allá de 2014

Esta coyuntura, genera un contexto favorable para reflexionar sobre el modelo de desarrollo implementado a nivel global y su impacto en nuestra región. Y ha permitido fortalecer la idea de transitar a un modelo más justo basado en la sustentabilidad, el respeto a los derechos humanos y la igualdad, para ello el marco de acciones de la CIPD más allá de 2014 puede contribuir a la atención de aspectos relevantes en la vida de las y los jóvenes de la región como:

  • Alcanzar el acceso a la salud, de manera particular el acceso universal a los servicios y cuidados integrales en salud sexual y reproductiva, incluyendo el VIH.
  • Propiciar entornos que permitan generar trabajos con condiciones dignas, plenos, para todas y todos, y sin ningún tipo de discriminación por sexo, edad, raza o alguna otra condición.
  • Garantizar una educación pública, laica, gratuita y de calidad que incluya educación sexual, promueva la equidad de género y el aprecio a la diversidad.
  • Reconocer de manera plena a las juventudes como sujetos de derechos y actores estratégicos del desarrollo y el cambio; promoviendo el ejercicio de la ciudadana a través de la participación, particularmente de mujeres jóvenes, juventudes afrodescendientes, indígenas y adolescentes prioritariamente.

Para ellos es necesario:

Fortalecer el intercambio, la organización y la articulación de las diversas redes juveniles regionales, para la difusión, formación y aplicación del PA-CIPD.

Tenemos la seguridad de que nuestra generación puede y debe heredar una región mucho más justa, solidaria y equitativa que la que vivimos. Consideramos que para transformar a nuestra América, será fundamental tomar parte de las decisiones que la afectan y participar de manera activa en la construcción de la nueva perspectiva de desarrollo.

Consenso de Montevideo y su Guía Operacional

El Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo fue el resultado de la Primera Reunión de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo de América Latina y el Caribe, celebrada en Montevideo del 12 al 15 de agosto de 2013. Es el acuerdo intergubernamental más importante aprobado en la región en materia de población y desarrollo y constituye una pieza fundamental del proceso de examen del Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo y su seguimiento después de 2014.

El Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo fue producto de un amplio consenso en la región y permitió compatibilizar la aplicación del Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo más allá de 2014 con las necesidades regionales.

Durante la Segunda Reunión de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo, realizada en la Ciudad de México del 6 al 9 de octubre de 2015, acogió la Guía operacional para la implementación y el seguimiento del Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo, que constituyó un gran avance no solo en términos de implementación del Consenso de Montevideo a escala nacional, sino también en cuanto al establecimiento de sinergias con otros instrumentos o instancias internacionales, como la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y las conferencias regionales sobre la mujer de América Latina y el Caribe.

A partir de La Segunda Reunión de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo se creó el Grupo de Trabajo ad hoc encargado de elaborar una propuesta de indicadores para el seguimiento regional del Consenso de Montevideo, integrado por expertos designados por los gobiernos, geográficamente representativo y coordinado por México.

El Grupo de Trabajo, constituido inicialmente por Antigua y Barbuda, Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guyana, Jamaica, Panamá, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela, tiene el propósito de elaborar, en consulta con el conjunto de los integrantes de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo, una propuesta de indicadores que se utilizarán para el seguimiento regional del Consenso de Montevideo, basada en la revisión y especificación de los sugeridos en la Guía operacional, así como en los propuestos para el seguimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y para el seguimiento del Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo y su seguimiento más allá de 2014.

El proceso mismo del Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo ha significado el rompimiento de un paradigma en América Latina y el Caribe que nos lleva a trascender las agendas y los consensos, para llevarlas al terreno de la implementación, la Guía Operacional del Consenso de Montevideo es esa oportunidad de transición.

El Consenso de Montevideo y su Guía Operacional, para las juventudes de América Latina y el Caribe no sólo representan la agenda más progresista del mundo, en tanto se reconocen los derechos sexuales; representan la gran oportunidad de generar herramientas para el seguimiento en materia de derechos de las juventudes en América Latina y el Caribe. Hacer que los compromisos se cumplan es una tarea que nos corresponde a quienes luchamos día a día por que los derechos humanos, la dignidad, y la igualdad no sean simples aspiraciones.

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